Esta fiesta ha traspasado ya límites locales, regionales e incluso nacionales. Anualmente acuden muchas personas de distintos lugares y, cómo no, muchos de los paisanos que por circunstancias de la vida abandonaron el pueblo que lo vio nacer y ahora vuelven por mayo para impregnarse de ese olor a primavera y de ese sabor especial a "huevo frito acompañado de un vinito de la tierra" que los devuelve a su cultura y a sus raíces.
El alcalde de Villafranca, Francisco Palomares (PSOE), afirma que "esta declaración supondría un nuevo motor de difusión y puesta en valor del arraigo cultural de nuestro municipio y vendría acompañada de un importante desarrollo económico, no sólo a nivel local, sino también regional y nacional".
Colectivos, organizaciones sociales y políticas, cofradías y vecinos en general de esta localidad son los auténticos embajadores de esta fiesta, que congrega en el Parque de las Cespedillas a miles de turistas llegados de muchas partes del mundo para disfrutar de un producto nacional acompañado de pan y una copa de vino de la tierra. Todo ello en medio de un gran número de actividades que se ampliarán este año también.